domingo, 14 de julio de 2013

Arrastre de caballos en Caborredondo, Oreña (Cantabria)


La paz y tranquilidad en la que vivimos se ven alteradas con la fiesta del pueblo cuyo patrón es San Bartolomé, el 24 de agosto. Cuando nos piden información de los apartamentos para esas fechas, recordamos que durante tres días el barrio está de fiesta y que especialmente por la noche es difícil conciliar el sueño porque nuestra casa está a escasos metros del prado donde se celebra la romería. Es una fiesta de prao, no veremos nada extraordinario, aunque sí que es amena y para muchos puede ser interesante simplemente porque es diferente a las fiestas de los lugares de donde se procede. Una de las atracciones singulares es el arrastre de caballos que se desarrolla durante estos días y que animo a contemplar. Los arrastres de caballos son frecuentes en las fiestas de los barrios que configuran el pueblo: en casi todos ellos hay un arrastre. Los caballos participantes son la mayoría de los propios vecinos o procedentes de los pueblos próximos, por lo cual, cuando se han visto varias competiciones, se conocen los caballos y los dueños, y se puede observar cómo evolucionan en la competición.
Hay tres categorías según la fortaleza y peso del caballo. La categoría reina es aquella en la que los caballos deben arrastrar un trillo con diez bloques de hormigón que pesan mil kilos. Hay animales que pueden dar hasta casi cuatro vueltas a un circuito que se aproxima a los cien metros en cinco minutos. Otros, no son capaces de mover la carga más allá de media vuelta. Hay otras dos categorías inferiores donde los caballos o yeguas deben mover quinientos o setecientos kilos. El recorrido que se logra realizar depende del estado de la pista: si está áspera o demasiado blanca; en los dos casos, el animal debe llevar a cabo un esfuerzo superior. Muy importante en el desarrollo de la prueba es que no se puede castigar al animal. El que le lleva del ramal le puede animar, insultar de viva voz, pero no puede llevar una vara para pegar.
 El espectador es informado por un animador-comentador que va aportando datos de la procedencia del animal, sus características, el recorrido que lleva efectuado, el tiempo que le resta de la prueba, la posición que ocupa con respecto a sus competidores... Y para controlar que la prueba se efectúa correctamente y respetando las normas, un juez acompaña durante todo el  recorrido a la persona que lleva al caballo y al propio animal. Él es el que determina hasta dónde ha llegado la carrera y marca ese punto con un hierro en el que figura el número del orden en el que ha participado el caballo.



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