lunes, 27 de agosto de 2012

ACANTILADOS DE CABORREDONDO


Una de las posibilidades que ofrece Caborredondo como enclave es su proximidad a la costa. La casa no estará mucho más allá de un kilómetro de Las Sopeñas, una pequeña cala donde la gente del pueblo suele ir a bañarse -aunque no lo aconsejamos a los viajeros por las dificultades para acceder-. Lo que sí recomendamos es dar un paseo para contemplar los acantilados, que están especialmente hermosos al atardecer.
Existen varias posibilidades para acercarse a ellos. Paralela a la costa hay camberas -caminos- que la recorren y puntos donde aproximarse a las paredes de los acantilados. Estos enclaves se los puede identificar tomando como referencia unos grandes troncos de roble clavados en el suelo, que se utilizaban como soporte de grandes poleas con las que se sacaban algas, que aquí se llamaba oca.Cuando accedamos a ellos hay que mantener cierta precaución.
El camino para dirigirse a la costa sale casi enfrente del bar Las Sopeñas; otro sale enfrente de la ermita de San Bartolomé, al lado del riachuelo y del parque. Otro lado para acceder es por la carretera que va a Torriente, que pasa al lado de la iglesia, el lugar más alto de todos los barrios de Oreña.
Otra opción es recorrer el perfil de la costa bordeando los acantilados. Lo primero que aconsejamos es que no se vaya con niños pequeños; y si los llevamos, deben ir de la mano.
Hay dos posibilidades para recorrer los acantilados por el mismo perfil. La primera es subir hasta Torriente y dirigirse por la cambera que va a la Cuevona, un bufón que se oye en todo el pueblo cuando la mar está encabritada. No es necesario llegar hasta ella; va a haber un momento en que el camino casi se acerque a los acantilados: ese es el punto para retroceder de cara a poniente y andar, pararse y recrear la vista. Nos encontraremos continuamente prados. Estos están alambrados. Si hay vacas, probablemente estén conectados a la luz, aunque el que escribe muchas veces los ha rozado y no ha sufrido ninguna descarga. No hay problemas para superarlos por encima o agachándanos. El tiempo que se tarda en recorrer los acantilados completos, desde Torriente a Las Sopeñas puede ser de dos horas.
La otra opción sería recorrer la mitad. Para ello nos acercamos por la cambera que sale de la ermita de San Bartolomé y en la mitad del camino, nos desvíamos a la derecha, a la cueva de Las Brujas. Una vez en ella nos acercamos a los acantilados en un punto donde hay un gran lanchal por el que se puede llegar al agua. Atención, A no ser que sople el  viento sur y no haya oleaje, uno no debe aproximarse a la orilla y en todo caso no debe perder de vista la mar). Continuamos avanzando al igual que en el otro trayecto, hacia el poniente. Cuando veamos las vigas clavadas, será el momento de subir para buscar la senda de vuelta. Es casi imposible perderse. En este trayecto nos podemos encontrar alguna pared de separación de los límites de los prados: siempre habrá algún punto por el que se pueda pasar.
ACANTILADOS AL OESTE.












ACANTILADOS AL ESTE.








Rutas por la costa de Caborredondo.

jueves, 23 de agosto de 2012

Festival Folk de Borleña, en Corvera de Toranzos (Cantabria)

Zona de acampada al lado del río y de la bolera donde estaba el escenario.





Festival Folk de Borleña, en Corvera de Toranzos (Cantabria)
Sábado 11 de agosto de 2012

Después de seis años sin celebrarse, este verano ha vuelto uno de los festivales folk más entrañables de Cantabria. Los que disfrutamos de la jornada estamos muy agradecidos al grupo de jóvenes de la localidad que asumieron la tarea de organizarlo: se les veía cansados, pero orgullosos y alegres de contemplar la bolera y alrededores llenos de gente que desde por la mañana del sábado hasta bien entrada la noche pasaron allí unas horas inolvidables.
Se puede diferenciar el evento en dos partes. La primera discurrió por la mañana y la tarde, con actuaciones folklóricas muy interesantes, coloristas y divertidas. Había tantos grupos que se veían en la obligación de buscar público o pedirse la vez para poder interpretar una pieza de su repertorio; y si se descuidaban un poco, les quitaban el turno.
Por la tarde hubo juegos tradicionales pasiegos, curiosos y desconocidos. Inevitablemente los que tenemos hijos enchufados a maquinitas, viendo lo que se puede hacer con un palo, añoramos nuestra infancia.
Por los alrededores había puestos de venta de artesanía y grupos ecologistas que intentaban concienciar del problema del fracking, proyecto de dudosa inocuidad para el medio ambiente.
La organización también disponía de un chiringuito para por un euro comer alguna vianda de una parrilla que no paraba de asar.
Y a partir de las diez de la noche comenzó propiamente el festival, con la presencia de cuatro grupos. El primero en actuar fue Sel del Pas, grupo de la localidad y los organizadores del evento. A continuación subió al escenario Cahórnega, tal vez el grupo que más me gustó, ¡cómo cantan los tíos! El siguiente fue Bruma Folk, a los que se les nota la falta de rodaje esta temporada, pero con un batería sorprendente. Y para rematar la velada, Garma, músicos bregados en mil conciertos y con una música muy lograda.
¡A ver si el festival tiene continuidad otros años!

Riachuelo que transcurre por el lugar.
Destreza de salto pasiego
Este mozo se salió del prado para darse una vuelta avanzando a saltitos con su palo.

Otra destreza de los pasiegos: bajar a pulso y sin rozar con el cuerpo la hierba a tocar con una brizna de paja el suelo.


Coro que amenizó la tarde hasta el comienzo de los conciertos
Pandereteras que pugnaron por hacerse oír, pues se quitaban la vez todos los cantantes.

Todas estas fotos anteriores pertenecen a la agrupación musical San Blas de la Montaña, ¡Excelente la desmostración de bailes que realizaron a lo largo de la tarde noche!
Pitero que también compitió por hacerse oír

martes, 21 de agosto de 2012

Tudanca



Tudanca es un pueblo bastante parecido a Carmona en cuanto a la arquitectura; seguramente si visitamos Carmona primero y Tudanca después, éste último no nos sorprenderá más. Tal vez las casas de esta última localidad sean un poco más cuidadas, como si sus vecinos hubieran tenido una posición económica más elevada. Casi todas están construidas pensando en ser habitación de sus ocupantes y cobijo del ganado del que viven. Sin embargo, se recomienda la visita, aunque se esté cansado, sobre todo para visitar la Casona de Tudanca que alberga una colección de José María de Cossío muy interesante. En ella podremos observar objetos de dos de sus grandes pasiones: el mundo del toreo y la literatura. Por esta casa pasaron casi todos los artistas y escritores de la Generación del 27, que le regalaron a Cossío manuscritos. La visita es guiada y se debe recorrer la casa en un tiempo limitado. El que sea guiada viene bien porque si no, no merecería la pena en sí la colección; pero se echa de menos un poco de tiempo para curiosear; por ejemplo, leer alguna carta o dedicatorias, observar con detenimiento fotografías... Mencionando éstas, no está permitido sacar fotos en la casa. ¡Qué vamos a decir!
Otro aliciente indudable es la propia casa, una casa de ricos, con detalles sorprendentes que la guía va revelando a medida que vamos accediendo a las distintas dependencias. Especialmente llama la atención la cocina y uno de los dormitorios.
Y ya que estamos allí, no dejaremos de pasear por el pueblo para ver más casas típicas y otros detalles urbanísticos. Parar a tomar algo en alguno de los dos bares para descansar y entretenerse paseando la mirada por la decoración de las paredes, o charlar desganadamente con las personas que atienden las tabernas puede ser un momento también para disfrutar. Las vistas de la montaña que se ven desde Carmona, también merecen la pena por sí mismas.
Un detalle sin importancia que conviene saber es que el nombre del pueblo sirve para denominar una raza autóctona de vaca, la vaca tudanca, que pasta la mayor parte del año libre por el campo. Si tenéis la oportunidad de comprar o degustar un chuletón veréis que merece la pena, aunque donde esté un chuletón de vaca avileña... ¡Ese sí que es un chuletón! 
 (Si descubrís algo interesante en vuestra visita a Carmona que no haya resaltado o queréis matizar alguna de mis afirmaciones anteriores, siempre subjetivas, no dudéis en mandarme un comentario que sirva para enriquecer la información.) 

Pasadizo de acceso a la casa.
Pasadizo de acceso a la casa.



Artilugio sin ruedas que se usaba para transportar.

Vista de la Casona desde el pueblo


Vistas desde Carmona

Entrada a la Casona

Más vistas
Pilas cochineras de piedra


El pueblo está en una ladera; aporvechan los desniveles para acceder al pajar de manera cómoda.




No faltan ruinas.