viernes, 22 de agosto de 2014

Ruta del Cares.

Aparcamiento. Si llegamos temprano, podemos aparcar prácticamente al inicio.
Salida: ruta desde Poncebos (Asturias) a Caín (León). Hasta Poncebos se tarda una hora y cuarto en coche desde casa.
Duración del recorrido: la ida nos puede llevar hasta tres horas y media porque las paradas para contemplar el paisaje son numerosas; la vuelta se realiza en menos de tres horas.
Necesidades: calzado adecuado para caminar –mejor unas botas. Si el día está lluvioso o soleado, todo lo necesario para caminar lo más a gusto posible según el tiempo. Hay que llevar agua; no encontraremos fuentes donde abastecernos hasta llegar a Caín. Llevad comida; si no queremos ir muy cargados, podemos preparar un bocadillo y luego comer en Caín donde hay varios restaurantes con menús a once euros.
La primera parte del recorrido es dura: son dos kilómetros de subida con pendientes considerables. Nos puede suponer casi tres cuartos de hora.
Mejor momento para recorrer la senda del Cares.
Se recomienda realizarla de mayo a octubre. A pesar de que nos podamos mojar, es preferible recorrerla un día nublado: el esfuerzo que haremos será mucho menor.
Subida desde Poncebos.
En los meses de verano la afluencia de personas es considerable, sobre todo por la mañana. A la vuelta, nosotros encontramos menos caminantes.
Parte de la subida inicial de dos kilómetros desde Poncebos.

Para los vagos o los que no estén muy en forma.
En Caín vimos varios taxis que creo acercan a Poncebos a aquéllos que solo quieran realizar la ida. No sé cuánto cobrarán, pero son más de dos horas en coche. Si regresamos andando probablemente no lleguen a las tres horas.
Un poco de historia de la senda del Cares.
La senda abierta en la pared de piedra del valle fue una obra de 1950 realizada para suplir las deficiencias de una primera oradada en el primer cuarto del siglo XX. Esta infraestructura se creó para canalizar el agua del río hacia la central hidroeléctrica de Poncebos. Fue una obra de gran envergadura en la que trabajaron quinientos obreros que tardaron más cinco años en finalizarla.
Comentario.
Carretera desde Panes a Arenas de Cabrales.
Contemplar el paisaje que vemos durante el recorrido de esta ruta del valle abierto por el río Cares es una experiencia que no nos podemos privar; en algún momento de nuestra vida se ha de recorrer. Ya para llegar al punto de partida, en la localidad de Poncebos, si se viene desde Panes, nos sorprenderá 
Carretera desde Panes a Arenas de Cabrales.

Asturias, mucho más montañosa que Cantabria. Nosotros nos aproximamos a Poncebos por la mañana temprano; el día estaba nublado y pudimos ver nubes y neblinas colgadas de los riscos: era el preludio de los espectaculares picos que jalonan a izquierda y a derecha toda la ruta.
La duración del recorrido puede asustar, pero es una marcha que tomada con tranquilidad, eso sí, con cierto ritmo al avanzar, se puede realizar sin problemas ya que la belleza de la montaña y el valle compensará la fatiga. Creo que hasta los niños con poco más de nueve o diez años la pueden recorrer.


Una vez recorridos los dos primeros kilómetros, esta es la panorámica que se nos ofrece a continuación. La senda transcurre por la mitad de la falda derecha.
Las cabras.
Nos las encontraremos en buena parte del camino. Están habituadas a las personas y están esperando a que interactuemos con ellas. Buscan sobre todo comida. Hay algunas que sospecho tienen reservado un lugar estratégico donde esperan a los excursionistas; en concreto, vimos una subida en un pretil a la entrada a uno de los túneles que estaba a la ida y luego a la vuelta. Creo que es mejor no darles nada, tienen de sobra de comida en el entorno para que ramoneen. 
El puesto de la cabra.
La senda es cómoda y llana, no siendo la primera parte.

Final del camino de ida; a tres minutos está Caín.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Exposición de Beatos en La Torre del Infantado en Potes.

Torre del Infantado (Potes)
Llegando al centro de Potes nos llamará la atención un solitario y enorme torreón. No sé por qué razón, pero siempre pensé que albergaría las dependencias municipales: pero no, en sus cuatro plantas hay una exposición permanente sobre los Beatos, esos códices manuscritos, copias de aquel Comentario al Libro del Apocalipsis de San Juan que en el año 776 realizara Beato de Liébana, abad del monasterio de Santo Toribio. Este es un género librario específicamente hispano. Si hemos estado antes en el monasterio y hemos visitado la pequeña exposición que hay en el claustro, nos habremos dado cuenta de que el convento es significativo por conservar un trozo de la cruz donde murió Jesucristo y por ser allí donde se escribió e ilustró este códice. Pero para adentrarnos en estas obras es mucho mejor visitar la exposición permanente que hay en esta torre llamada del Infantado. Porque además nos permitirá, cuando hayamos finalizado su recorrido, subir a la terraza del torreón y disfrutar de unas panorámicas únicas del pueblo y del paisaje circundante.
Vistas desde el torreón
Vistas desde el torreón
La exposición se puede visitar con niños pues hay elementos interactivos que despiertan  su interés. No es pesado su recorrido y en poco menos de una hora nos podemos hacer una idea de la época, por qué se escribió el Beato y, lo más importante, podemos vislumbrar la belleza de las ilustraciones.
Ilustración 1 de la Vendimia
Ilustración 2 de la Vendimia
Ilustración 3 de la Vendimia
Texto apocalíptico de la Vendimia

Qué encontraremos.
En la primera planta nos encontramos la instalación de los Siete Sellos que permite presentar la evolución de los primeros siglos del cristianismo hasta la época del Beato de Liébana, de la mano de la simbología apocalíptica de los cuatro jinetes y el fin de los tiempos.
Las dos salas de la planta siguiente se destinan a proyecciones audiovisuales. La primera de ellas recupera la imagen de Beato de Liébana en su contexto histórico, y en su faceta intelectual y de combate contra la herejía, en contacto con la corte de Carlomagno. La segunda, denominada Scriptorium, se recrea la ambientación escenográfica de un espacio monástico para la copia de códices. Una producción infográfica ofrece la contemplación del proceso creativo de un Beato.
La tercera planta se exponen réplicas de diecisiete beatos; la pena es que tan solo se pueden contemplar las dos páginas por las que está abierto el códice. En esta misma sala hay tres instalaciones interactivas sobre las Siete Trompetas y los Siete Sellos, y un monitor donde se pueden ver aumentadas las miniaturas de los diferentes beatos.
La cuarta planta se destina a la teología: la Babilonia en llamas, el infierno y los condenados por un lado, se enfrentan al Río de la Vida, la Jerusalén Celeste y el Alfa y el Omega.
¿Por qué se escribieron los Beatos?

lunes, 11 de agosto de 2014

Monasterio de Santo Toribio de Liébana.


El interés de esta visita, si no se es muy religioso, es más bien simbólico. No es que no merezca la pena, pero probablemente el viajero se desilusione porque no verá grandes atracciones, a no ser la del propio paisaje que desde el enclave se muestra inconmensurable. Sí que tiene interés, si queremos adentrarnos en el mundo de los beatos; es decir, en el conocimiento de los códices manuscritos, copias de aquel Comentario al Libro del Apocalipsis de San Juan que en el año 776 realizara Beato de Liébana, abad del monasterio de Santo Toribio. Este es un género librario específicamente hispano. Pero para adentrarnos en estas obras deberemos visitar la exposición permanente que hay en la Torre del Infantado, en Potes. No obstante, en el propio monasterio hay una minúscula aproximación a lo que son los beatos en un muestrario que hay en el claustro. Mas, como he dicho, el viajero que llega al enclave, tiene la sensación de que la explotación turística del centro está subordinada a la profusión de la espiritualidad casi espartana de los franciscanos, la orden que regenta el convento. Este detalle se podrá observar si visitamos la tienda de regalos donde los objetos que se exponen a la venta son sobre todo religiosos.



Aparte de los beatos, el monasterio de Santo Toribio es importante porque en él se conserva el Lignum Crucis, el trozo más grande conocido de la cruz donde murió Jesucristo. La reliquia se cree que llega a Liébana probablemente en el siglo VIII. Desde ese momento, es venerada. Es en el XVI cuando los papas Julio II y León X instauran el jubileo con una indulgencia plenaria. Su Puerta del Perdón se abre al comienzo de cada Año Jubilar Lebaniego para recibir a los peregrinos. Junto a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, es uno de los lugares santos del cristianismo. El año jubilar comienza el año en el que la festividad de Santo Toribio, el 16 de abril, coincide en domingo, como, por ejemplo, este 2023.
Puerta de El perdón, que solo se abre en el Año Jubilar Lebaniego.
Fuente natural


Claustro donde se halla una pequeña exposición sobre los orígenes del monasterio y de los beatos.
1
2
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Los cuatro jinetes del Apocalipsis



Un poco de publicidad personal...


Te presento esta novela ambientada en Salamanca que ha salido de mi pluma y acabo de publicar, por si te animas a leerla.

Lo puedes hacer en el blog https://asesinatoenelreinasofia.blogspot.com/2022/09/asesinato-en-el-reina-sofia-faltan-los.html excepto los últimos capítulos.

O bien la puedes conseguir en papel (16 €) o formato ebook (4,49 €) en varias plataformas on line, tanto en España, como en otros países -la forma más rápida es a través de AMAZON-:

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-CASA DEL LIBRO
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-PERÚEBOOKS (formato electrónico)
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Etc.

Sinopsis

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 


SANTA MARÍA DE LEBEÑA.



El viajero que ha logrado atravesar el zigzagueante desfiladero de la Hermida sin marearse puede detenerse una hora a visitar una  joya del arte mozárabe en Cantabria, como es esta pequeña iglesia y su entorno. Nos sorprenderá antes de entrar en el recinto religioso el paisaje de majestuosos picos y crestas  de las montañas que rodean el sitio. Miremos por donde miremos veremos las imponentes cumbres que desafían el cielo y causan respeto y admiración en  el viajero. Es un lugar tranquilo donde reina el silencio armónico de una naturaleza idílica en el caso de que el día esté soleado, o bien el temor a la ignota inclemencia de un cielo amenazante de lluvia. De esta belleza parecen disfrutar los difuntos del pequeño cementerio que a manera de alfombra se encuentra en la entrada del templo. Ese camposanto no crea la inquietud de lo finito, sino la rememoranza cálida de aquéllos que nos precedieron.
No está mal entrar en la pequeña iglesia y oír las explicaciones de la guía. Ahora, antes era su tía, es una joven graciosa que en unos breves minutos explica el origen de la edificación, la leyenda asociada a las personas ligadas a ella y algún detalle arquitectónico, mezclada la explicación con algún chascarrillo o anécdota. Acercaos a ella, pues su peculiar forma de disertar y la mala acústica del templo os impedirá discernir su discurso. Aunque la rigurosidad del mismo es tambaleante, no dudéis de que los datos que aporta no son muy diferentes a los aportados por los sesudos estudios que hay de la iglesia.
En cuanto al interior tampoco es que haya mucho que admirar: las columnas, los arcos de herradura, la piedra de origen céltico… No sé las veces que he visitado la iglesia, pero esta última vez me ha dado la impresión de que algo se ha cambiado. En las anteriores ocasiones me impresionaron los arcos, la belleza simple del recinto. En esta última, han perdido protagonismo estos detalles. No estoy seguro, pero quizá hayan pintado las paredes: la luz interior creo que no es la misma; o tal vez, no hay que dudarlo, mi forma de ver haya cambiado. En todo caso, es preciosa.
Y el exterior de la edificación es igual de bello: es una iglesia intimista, de juguete. Si alguna vez tuviera que construir una iglesia, no sería muy diferente a ésta.
Detalles de los canecillos, todos con una decoración muy parecida.
No pensaría en un gran edificio donde albergar a muchas personas, sino una edificación con dependencias acogedoras donde sentarnos yo y mi gente a contemplar en silencio la existencia breve y vibrante de nuestra vida. Hay otros dos detalles singulares ligados al templo, en su exterior: un tronco requemado de tejo que al verlo me apenó pues lo he visto vigoroso muchas veces, y un brote de olivo milenario. Esos dos árboles simbolizan la simbiosis de dos culturas: el norte y el sur, de donde procedían dos personajes casi legendarios ligados a la fundación de la iglesia. El otro detalle es la torre erigida a petición de los vecinos que se encuentra al lado. Es reciente pero muy bien acoplada al conjunto; imita el estilo mozárabe.
Estela cántabra.

Imagen de la torre añadida.
 
Detalles geométricos de la banda que rodea el edificio.

Panel informativo del enclave.
Panel informativo del enclave.