A 85
kilómetros de casa, una hora de camino en coche, nos
encontramos con esta estación de esquí. Este año está siendo buena temporada
gracias a la climatología de los meses de enero y febrero; incluso, en
diciembre hubo días en que estuvo abierta. No fue así el año pasado, que creo
que no llegó a abrir ningún día. Disfrutemos este invierno con las copiosas
nevadas.
A los que saben de ese deporte, no les puedo decir nada;
pero a los demás les recomendaría conocer la estación. Es pequeñita y esto es
algo que se nota sobre todo en los fines de semana, que tiene un uso de las
pistas y de las demás instalaciones cercano al 100%. Pero entre semana, debe
ser una delicia esquiar o simplemente darse una vuelta por esos parajes
blancos; además, el precio de los servicios y alojamientos baja. De todas maneras, incluso en sábado o
domingo, no encontraremos dificultades para aparcar y acercarnos hasta las
pistas gracias al servicio gratuito de autobuses, o incluso de un trenecito que
constantemente sube y baja hasta el segundo aparcamiento y a los albergues que
quedan un poco más retirados.
El día que hemos pasado ha sido impresionante; la nieve
acumulada era de la que hacen época. Y la temperatura buena, buena; hasta casi
se podía estar a cuerpo. Daba envidia de los que con sus trajes de nieve se
dirigían a las pistas, o los de aquellos que subían las colinas con los esquís
a cuestas para luego deslizarse suavemente cuesta a bajo. O, simplemente,
ponerse en una pequeña bajada y con un trineo deslizarse. O aún más simple,
ponerte hacer un muñeco de nieve o emprender una nívea batalla.
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