sábado, 25 de enero de 2014

Fuentona de Ruente


Entrando en el valle del Saja, viniendo de Cabezón de la Sal, encontramos a siete kilómetros la localidad de Ruente, que queda dividida por la carretera que va a Reinosa. En el centro del pueblo, a la izquierda, se halla la fuentona. 
Recomiendo una parada para pasear alrededor del río, que nace inmenso de una gruta de piedra caliza. El lugar tiene un encanto especial, casi mágico... La surgencia más que natural, parece mágica. Contemplando la fuerza con la que brota el agua, pensamos casi con temor en el poder de una naturaleza ignota y poderosa; pero también magnánima. Incluso en esta tierra, donde acostumbramos a respirar el líquido elemento, contemplar la grandiosidad del manantial, nos parece también un acto de generosidad de la madre naturaleza. Y no es una aproximación emocional a la fuente, es una realidad, pues de su agua potable se abastecen varias localidades próximas. En el perímetro de la casi redonda balsa que se origina al lado de la boca, hay mesas donde uno puede sentarse a comer un bocadillo, o contemplar con placidez el espacio y oír el murmullo arcano de la corriente, eco de historias mitológicas asociadas a la cavidad. O pensar más racionalmente, como si fuéramos geólogos, en uno de los misterios, este palpable, real, aunque esporádico, de por qué muy ocasionalmente, lo mismo ocurre en épocas de lluvias que cuando hay sequía, deja de manar durante un tiempo y luego el agua vuelve a salir como la misma intensidad con la que salía antes de la interrupción.
El paraje natural se completa con el entorno urbano interesante con el que se mezcla. Ya antes de llegar al nacimiento del río, nos encontramos un puente romano que centrará nuestra atención. En los distintos estanques o balsas que se van formando en niveles diferentes, podremos fijarnos en las truchas que fluyen entre las piedras, en las aves acuáticas que se alegran con la presencia de los visitantes...

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