Cuando pusimos nombre a nuestros dos apartamentos barajamos
muchas posibilidades. Buscábamos alguna denominación que se ajustara al espacio que
habíamos creado y que sonara bien, por lo menos que nos sonara bien y gustara a
nosotros. Queríamos también u término que fuera sugerente y novedoso
para aquéllos que vinieran a nuestra casa. Además debía cumplir otra exigencia
y es que se identificara con la región donde estamos, Cantabria. Podéis creerme
que no fue fácil y que tardamos mucho tiempo en moldearla y hasta estuvimos
tentados de no complicarnos con el asunto y llamarlos, por ejemplo, Apartamentos
el Limonero, por ser éste el árbol que preside la entrada a nuestra casa;
pero nos parecía demasiado evidente y simplón, y eso, que no hay árbol al que
tengamos más cariño por lo agradecido que es, -no tardaré en hablar de él en
este sitio. Otro problema añadido, no menor, es que nos debería gustar a mí, a mi
mujer y a los niños, que ya tenían voz en este asunto. Realizamos tormentas de
ideas; alguna noche me desvelé dando vueltas a la expresión que creía ya
definitiva. En fin, que parecía imposible acuñar la expresión.
Pero he aquí, que de buenas a primeras, encontramos el
palabro en cuestión: cambera. Nosotros la oíamos constantemente a los
vecinos: mandaban a los niños ir a jugar a la cambera; cuando te orientaban
para ir a un sitio te decían la cambera que sale a la derecha; me regañaban cuando
limpiaba de malas hierbas la cambera porque esa labor era obligación del ayuntamiento;
se quejaban también de que el alcalde no arreglaba las camberas del barrio… Y
es que me convencí de que no había espacio público en estos pueblos que no fueran
la iglesia, la tienda (bar) y las camberas. Llegué a pensar que las camberas
eran todo aquello que no es propiedad privada. Menos mal que, casi me avergüenzo confesarlo,
al final descubrí el significado correcto, que es mucho más poético: cambera es
un camino. Es un localismo de Cantabria. Y leyendo a autores cántabros y a
otros que no lo son aparece en sus narraciones. La definición del diccionario de la R.A.E. es
“camino de piedras”.
Cambera al mar, lo de mar, porque para muchos viajeros
con destino a estas tierras, el mar es un referente y un anhelo, algo que les
falta en sus tierras y que añoran porque lo asocian a vacaciones, luz,
descanso, diversión… Y eso es lo que procuramos ofrecer cuando los viajeros se
hospedan en nuestra casa. Y, además, porque estamos a escasos mil metros de la
costa.
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