Hay que reconocer que da un poco de pereza dirigirse a la parte oriental de Cantabria. Es la zona más poblada, aunque realmente fue la pionera del turismo. Laredo fue un pueblo de mucho interés para los franceses en los años sesenta, por ejemplo; y en esos años y después en los setenta, los que mayoritariamente se movían en esta zona eran ellos.
Al hablar de
Castro Urdiales hay que hacer mención a sus relaciones con el País Vasco y especialmente con Bilbao. El pueblo se ha convertido en el lugar de residencia de muchos que trabajan en la vecina comunidad, lo que ha conllevado un desarrollo urbanístico muy rápido para un pueblo.
Sin embargo, lo que a nosotros nos interesa es el casco viejo, que se concentra en torno al puerto. Allí es donde debemos dirigirnos y pasear por sus muelles y subir hacia la iglesia, desde donde podremos contemplar todo el puerto y la mar abierta. Y no es un puerto cualquiera, es uno de los más importantes que forma parte de las villas marineras del norte. Merece la pena esta visita y empaparnos del olor húmedo de redes, barcos, velas y peces. Por las calles aledañas hay numerosos bares y restaurantes donde degustar los platos marineros.