Es una de las excursiones que proponen dentro del programa Naturea los responsables del Parque Natural Saja-Besaya. El recorrido es asequible casi para cualquiera, aunque el regreso es una pendiente en la que no conviene despistarse pues si no, uno se puede dar una buena culada. La ruta parte nada más salir del recinto donde se encuentra el centro de interpretación y dura más o menos dos horas y media. Desconozco si se sigue ofreciendo dentro del programa, ya que hace por los menos dos o tres años que nosotros la realizamos.
Se recorre siempre el hayedo que se ubica a la derecha de la carretera y la ruta transcurre por lugares que si no se va acompañado de guía, por lo menos para los que no somos buenos caminantes, es difícil no sentir cierto pánico por miedo a desorientarse. Como en las otras rutas la persona que conduce al grupo no solo orienta los pasos, sino que va comentando muchos detalles que se ofrecen a todos los sentidos: cantos de pájaros, plantas singulares, huellas recientemente holladas, animales que huyen furtivos al verse descubiertos, charcos que son el hábitat de renacuajos... Todo esto hace que la caminata resulte amena, sobre todo si se va con adolescentes que creen que es imposible no estar conectados a un aparato con pantalla durante unas horas.
Los hayedos son unos bosques asombrosos, se me asemejan a sitios mágicos, donde es posible que suceda cualquier hecho extraordinario: sus árboles siempre presentan formas sugerentes que permiten a la fantasía ver seres que pueblan las narraciones fabulosas.
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