Este segundo fin de
semana del mes de enero, se ha celebrado en la localidad de Castañeda, la XV edición de “La noche del romancero”. Es la segunda o
tercera vez que acudimos y como siempre que hemos ido el tiempo no acompaña
mucho. Se nota también la crisis en el número de músicos que actúan, no así en
su calidad. De los dos días de festival, solo pudimos ir el sábado. El viernes
actuó el grupo salmantino Mallalde. Una pena porque la puesta en escena y el
vigor y el entusiasmo que derrochan en sus actuaciones siempre encandilan al público;
por lo menos, eso es lo que hemos sentido cuando los hemos visto interpretar
sus composiciones. El viernes hubo también un encuentro de rabelistas cántabros que
seguro que fue entretenido.Y el sábado continuó con más rabelistas y la actuación, para
presentar su último disco titulado de “La Habana vino un barco”, del también rabelista e intérprete polifacético Chema
Puente. No estuvo solo en el escenario, únicamente para interpretar los
romances con el rabel incluidos en su disco, sino que estuvo acompañado de otros muchos músicos
que han colaborado con él. El repertorio fue muy variado en cuanto a los
estilos: jotas, flamenco, colombianas, tientos, tangos... Algunas canciones
eran versiones de temas conocidos como “Volver
a los diecisiete” de Violeta Parra, una versión magnífica y estremecedora;
otras menos para el que suscribe, pero igual de desgarradoras, como “La canción
del jangadero”, de Eduardo Falú musicalizando un poema de Jaime Dávalos. En el
repertorio también se puede notar las predilecciones artísticas del autor con
piezas homenaje a otros músicos, como a José Antonio Labordeta, a “Tete” Rodríguez;
o a poetas, como Federico García Lorca o a León Felipe con una profunda y vital
pieza titulada “Hazme una cruz sencilla”.
De los músicos que le acompañaron hay que destacar el
impresionante arte del guitarrista de flamenco, Ramón Fernández, soberbio.
La organización.
Hay que agradecerles que sean capaces de seguir año tras año
promoviendo la música popular. Sin su esfuerzo, dedicación y gusto, no podríamos
disfrutar de los artistas que no presentan. Ellos son los que hacen posible,
ahora que los organismos públicos no disponen de presupuesto para estas actividades, de
que esto siga adelante. Y no está mal que haya que pagar una pequeña cantidad
de dinero para entrar, cinco euros por noche: así se dependerá menos de los políticos
y se podrá ser más independiente. Gracias.
(Perdonad la mala calidad de las fotografías; ni mi cámara ni yo con mis conocimientos, fuimos capaces de lograr mayor nitidez.)
D
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